Una de las cosas que más agradezco a mis padres es que de niña me hubieran apuntado a clases de inglés. Con 9 años empecé a chapurrear mis primeras palabras. Todavía recuerdo la emoción de la primera clase: «book», «boy», «ball», «pen» fueron las primeras palabras que aprendí. Que divertida clase, ¡qué suerte que me gustara tanto! Ese momento fue crucial para continuar por la andadura lingüística. Tuve una profesora nativa MARAVILLOSA; Marion (si alguna vez me lees, «you are the best» ;))
A pesar de que el inglés siempre me gustó, nunca he llegado a dominarlo al 100%, en el sentido de hablar con un acento perfecto y tener un vocabulario inmenso. Desde mi adolescencia comencé a practicarlo traduciando las canciones de mi grupo favorito y carteándome con gente del extranjero. Esto último me ayudó muchísimo. Además me resultaba sorprendente recibir una carta de una persona que no conocía desde otra parte del mundo; Japón, América, … y Europa (Alemania, República Checa, Polonia…) Recuerdo que una vez le dije a una «penpal» alemana que publicara mi dirección en una revista juvenil de allí y cuál fue mi sorpresa que empezó a escribirme mucha gente. Cada semana recibía una media de 20/30 cartas. Mis padres se empezaron a echar las manos a la cabeza y decidieron dármelas los viernes en terminar las clases, ya que era tal la emoción que me «distraía» mucho. Lo curioso fue que nunca pude responder a nadie. Me agobió ese cantidad de cartas y continué con las mismas amigas de siempre.
Siguiendo con el tema del inglés… Me hubiera gustado estudiar traducción, pero la nota no daba para mucho, y la filología inglesa tal cual no me despertaba poderosamente la atención… Así que decidí estudiar turismo; «la carrera más fácil de la Universidad» según escuché hace escasos días. Para mi no lo fue. No fue fácil porque fue una mezcla de asignaturas que odiaba; derechos, contabilidad, investigación de mercados (la parte de estadística era superior a mi), economía… ¿Dónde estaba el turismo? Las únicas clases que disfruté fueron las de Geografía con un profesor fantástico, inglés (aunque el nivel era el mismo que en el instituto), alemán y marketing. Esas fueron las 4 asignaturas que de verdad me gustaban pero ¿el resto? bufff…. Por eso para mi no fue fácil sino al contrario… Estudiar algo que no te gusta es verdaderamente odioso. Pero mira, al menos sé qué es lo que no quiero y qué es lo que no me gusta.
Después de tardar 6 años en sacarme una carrera de 3 (a parte del motivo anterior, hay otras circunstancias de las cuales no es momento de hablar en este post. Eso lo dejaremos para más adelante) tuve la gran suerte de ser contratada en Viajes España, en una agencia de mi ciudad. Lo pienso y me siento afortunada. Tuve suerte … (o el universo conspiró para que llegará ahí -modo Cohelo on-) El caso es que comencé con ilusión y miedo a la vez. Tenía que aprobar todavía 4 asignaturas pero me dieron un voto de confianza y después de una entrevista personal, me contrataron.
Y bueno, después de haberme enrollado con todo esto vuelvo al kit de la cuestión: la importancia de los idiomas, sobretodo del inglés. A pesar de no ser una experta en el mismo, el hecho de saber «defenderte» te abre muchas más puertas de las que te puedas imaginar. Gracias al idioma pude encaminar mis estudios, mis hobbys y mi profesión. Es muy gratificante cuando llega un cliente nativo y puedes entenderlo. Es gratificante cuando llamas a un hotel de habla inglesa para hacer una reserva y te entienden. Y es gratificante saber que puedes.
En los viajes también es un arma muy poderosa de comunicación. En cualquier sitio hablan inglés…. y lo más curioso y mejor de todo es que no te da vergüenza expresarte (bueno, al menos a mi) porque sabes que la otra persona no es su lengua nativa y tampoco tiene una pronunciación perfecta. Me resulta hasta divertido.
También utilizo el inglés en mi hobby; escribir cartas y postales a todas partes del mundo.
Así que si alguna vez tengo un hijo intentaré inculcarle la importancia de los idiomas, al igual que mis padres hicieron conmigo. Nunca tendré palabras de agradecimiento.
Good bye y buenas noches 😉