Tic Tac… Tic Tac…
No soporto el ruido de reloj que yace sobre la vieja mesita de noche.
Mejor enciendo la luz y lo escondo en el cajón…. o debajo de la almohada.
Tic Tac… Tic Tac…
No resisto más y pego un golpetazo al interruptor de la luz, agarro el maquiavélico aparato que me impide dormir y decido encerrarlo en el último cajón de la cómoda, apartándolo de mis oídos.